[PODCAST] Salud digital en América Latina: Preguntas y respuestas con Fabián Álvarez y Moses Dodo
En esta sesión de preguntas y respuestas, Fabián Álvarez y Moses Dodo conversan acerca de algunas de las principales oportunidades y retos relacionados con la atención virtual en salud en América Latina.
Fabián Álvarez, vicepresidente para América Latina de Pager, cuenta con más de 18 años de experiencia en seguros y transformación digital. Antes de unirse a Pager, ocupó varios cargos en la aseguradora Seguros SURA en Colombia, como gerente de canales masivos y transformación digital y gerente de transformación de la prestación en Salud.
Moses Dodo hace parte de la junta de asesores de Pager y cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector salud, financiero y banca de inversión. Anteriormente, Dodo se desempeñó como gerente general de Bupa Global Latin America, como director ejecutivo y presidente de Amedex Bermuda, y como miembro de la junta directiva de HtH Geoblue, una asociación con Blue Cross Blue Shield que ofrece soluciones de IPMI en los Estados Unidos.
Fabian Alvarez: ¿Cuáles crees que son las principales oportunidades para el uso de la atención virtual en América Latina? ¿Cuáles casos de uso están creciendo y cuáles están listos para ser capitalizados?
Moses Dodo: Podemos empezar hablando de infraestructura, que varía mucho entre los diferentes países. Hay que considerar que no solo la infraestructura física en algunos lugares es deficiente, sino también que hay problemas de infraestructura tecnológica y de datos en varios países de la región. Por eso, la gente se tuvo que acostumbrar a utilizar el teléfono móvil como su principal instrumento de conexión virtual.
Aunque la infraestructura digital es, por un lado, un desafío, también ofrece grandes oportunidades porque el teléfono móvil permite acceder a datos y hacer cosas que no se podían hacer antes. Esto permite llevar al doctor a donde no podría estar físicamente. Los doctores están normalmente en los centros urbanos más importantes, pero, ¿quién está en las comunidades más pequeñas, en los lugares más alejados de las grandes ciudades?
El modelo de acceso virtual brinda la oportunidad de llevar a doctores de atención primaria a personas que no tienen la necesidad o la capacidad de ir a una clínica porque están muy lejos y/o en su ciudad no hay suficientes doctores. Además, les permite acceder a una calidad de médicos y especialistas que actualmente no tienen.
Además, este modelo permite que un hospital en una ciudad pequeña pueda acceder a una segunda opinión médica o a un especialista de alta calidad que no está en su ciudad, y que él o ella puedan revisar un caso y dar una solución como si estuvieran allá. Hay dificultades, pero esta es una tendencia del futuro.
Por último, vale la pena recordar que en América Latina una parte importante de la población es joven y adopta muy rápidamente la tecnología, lo que abre una oportunidad enorme para la adopción de medicina digital.
Hablaste de un tema muy importante: América Latina y las diferencias entre los países. Tenemos una diversidad en múltiples factores. ¿Cuáles diferencias ves en cada país en el uso de servicios digitales? Para aquellos que han evolucionado más lentamente, ¿qué barreras existen que no los dejan evolucionar? Para los que están evolucionando muy rápido, ¿que les ha permitido hacerlo?
Es una excelente pregunta, porque la gente tiende a generalizar como si América Latina fuera igual, pero en realidad no hay nada más diferente que un mexicano, un brasileño o un argentino, por ejemplo. Los países tienen situaciones distintas en términos de infraestructura, marco regulatorio, entre otros.
Una de las primeras cuestiones para analizar es la regulación en los diferentes países. Algunos tuvieron la disposición para adoptar más rápidamente, por ejemplo, la telemedicina. En otros hubo grandes problemas al principio porque los doctores la veían como algo que podría alterar su mercado tradicional, o simplemente no confiaban en su funcionamiento.
La verdad es que el COVID-19, de una manera o de otra, fue un gran acelerador para la introducción de telemedicina, porque ya no había más remedio. En medio de la pandemia había que encontrar una solución porque la gente tenía que seguir sus tratamientos médicos, seguir hablando con sus doctores y no había otra solución que permitir cualquier tipo de adopción digital.
Yo recuerdo, por ejemplo, que en la compañía que yo manejaba, al inicio de la pandemia cuando la gente estaba en aislamiento, las aseguradoras llegaron a decir que si las personas usaban una plataforma telefónica, de WhatsApp o algo menos estructurado para telemedicina, lo iban a permitir hasta que se tuviera una plataforma más organizada.
Creo que plataformas como Pager permiten construir un modelo de atención primaria de forma segura y estructurada, de tal manera que se pueda manejar la atención de los pacientes y dirigirlos a una solución de forma oportuna y sencilla.
También, creo que hay una gran posibilidad de que plataformas como la de Pager impulsen el uso de atención virtual. Las barreras existen. Veremos cómo evoluciona esto después del COVID-19, pero creo que después de que se permitió el uso de telemedicina durante la pandemia, no hay vuelta atrás.
Por ejemplo, una cuestión muy importante que vemos actualmente es la cuestión de la salud mental. Las consultas de psicología, en particular, se van a transformar. La tendencia es que se transforme más y más en consultas virtuales, porque en muchos casos no hay necesidad de estar físicamente presente frente al doctor.
Estoy de acuerdo contigo en que el principal factor de transformación digital en salud ha sido el COVID-19. Por ejemplo, hemos visto indicadores en Estados Unidos en donde, en el punto más álgido de la pandemia, el 70-80 % de las atenciones médicas eran a través de plataformas virtuales. Sin embargo, a medida que la gente volvió a salir de sus hogares, este nivel decreció hasta unos niveles de 20-30 %. ¿Consideras que en América Latina pasará esto?
Sí, y creo que tanto en América Latina como en el resto del mundo vamos a ver la evolución de la telemedicina hasta lo que yo llamo la telemedicina 2.0: la telemedicina con dispositivos.
Estos dispositivos le permitirán a los médicos acceder a datos en tiempo real para ver el estado de sus pacientes, y eso le dará a los pacientes la seguridad de que su doctor sabe lo que pasa fuera de su consultorio. La medicina y la ciencia van a evolucionar juntas hacia eso.
Hay muchas situaciones clínicas en las que la persona está mejor hablando con un doctor o una enfermera por telemedicina antes que ir a la sala de emergencias. Lo peor que le puede suceder al sistema y a la persona es que esta vaya primero a una sala de emergencias a las 3 a.m. La sala de emergencias está creada para, y tiene el costo de una emergencia, y si la situación de una persona no es una emergencia, los recursos del sistema se están desperdiciando.
Pensando un poco en el futuro, ¿cuáles crees que son los principales desafíos y barreras para que en América Latina podamos llegar a ese futuro de telemedicina 2.0?
Los grandes desafíos están relacionados con la infraestructura en los diferentes países de la región. Por otro lado, los sistemas de salud son bastante diferentes de un país a otro: por ejemplo, en Chile el sistema es prácticamente todo privado, mientras que en Brasil aproximadamente el 75 % del sistema es público y 25 % es financiado por aseguradoras.
Muchos países de América Latina tienen en su constitución que la salud es un derecho del ciudadano y un deber del Estado, y eso le pone mucha presión a los sistemas. Los gobiernos tienen un reto muy grande de reinventar los modelos existentes y crear nuevos modelos digitales. La adopción es más lenta, los sistemas son más antiguos.
Las generaciones más jóvenes son las que van a poner más presión para que esto pase de una forma más natural. Por ejemplo, si vemos los números de las grandes compañías de comercio electrónico, como Amazon o MercadoLibre, veremos que la adopción digital en América Latina se aceleró dramáticamente con la pandemia.
De la misma forma, creo que en salud la gente ya se acostumbró a los modelos digitales. Es decir, hoy por hoy uno no puede pensar que un ‘millennial’ vaya al doctor, le den una factura, la pague, se la mande a una compañía de seguros por correo y pasen 2 o 3 semanas para que reciba su reembolso.
Creo que si le preguntaras a diez gerentes generales de compañías de seguros en qué piensan cuando se van a dormir, la preocupación número uno sería la transformación digital.
Creo que la industria aseguradora estaba un poco rezagada pero ya se ha puesto a la altura de otras industrias. Ya no puede haber rezagos, porque el cliente ya no compara una aseguradora con otra, ahora la compara con Amazon, con Apple y con la experiencia que tuvo ordenando una hamburguesa.
Ese es el reto. Para eso estamos estas compañías especializadas en tecnología en salud, para ayudarlos a estar a la altura de los otros expertos en digitales en el mercado.
Ahora, hay una problemática en el área de la salud que estamos sintiendo con nuestros propios clientes y la vemos a lo largo de toda la región. En América Latina estamos experimentando un cambio demográfico acelerado, relacionado con menores tasas de natalidad y una mayor expectativa de vida, lo que se traduce en mayor demanda de servicios de salud.
¿Qué desafíos crees que traerá esto a los aseguradores y prestadores de salud, y cómo podemos sortearlos?
Hay dos noticias, una buena y una mala: la buena es que la gente va a vivir vidas más largas; la mala es que la gente va a vivir vidas más largas.
El problema aquí es cómo manejar el costo y la presión que esto pone en los sistemas de salud.
El costo del mantenimiento de la vida continúa subiendo de forma acelerada. La medicina ha evolucionado de tal forma que algunas enfermedades que eran puntuales y fatales se han transformado en enfermedades crónicas.
Aunque la evolución de la medicina es una buena noticia, cuando las enfermedades se vuelven crónicas los costos son enormes y esto es más grave en América Latina, con países en vía de desarrollo, en donde los gobiernos no tienen la capacidad de seguir pagando y los sistemas de salud están sobrecargados con costos cada vez mayores.
Una forma de solucionar esto es a través del manejo de los recursos de la salud y, precisamente, la digitalización y los sistemas de atención virtual están para mejorar la capacidad de manejar los costos. Es crítico también que el que paga el costo de estos pacientes que ahora son crónicos, pueda manejar su “cronicidad”.
Es decir, alguien que tiene diabetes o cáncer y que le van a manejar su “life plan” que antes era seis meses o un año, y que ahora son cinco o diez años. ¿Cómo maneja esos cinco o diez años para que tenga la calidad de vida que se merece? ¿Y cómo se maneja que un diabético no entre en problemas paralelos porque no controla bien su enfermedad o porque no toma sus medicamentos a su hora?
Y todos estos son programas que la digitalización permite que se hagan de forma casi automática y con costos bastante reducidos.
Un estudio de la OCDE señala que más del 30 % del gasto en salud en América Latina son pagos de fuera de bolsillo o ‘out-of-pocket’. ¿Cómo crees que la transformación digital puede reducir esta carga tan pesada para los pacientes?
Hay varias razones por las que existen los pagos de fuera de bolsillo. En algunos países los seguros no cubren los medicamentos y hay limitaciones en las coberturas, especialmente en países donde los sistemas están más cubiertos por el gobierno. Además, las personas que tienen seguros también tienen copagos o deducibles.
La atención digital permite que las compañías de seguros incentiven la utilización de servicios virtuales porque estos le costarán menos que, por ejemplo, una visita a la sala de emergencia. Cuando alguien va a la sala de emergencia el costo es muy alto y muchas veces es innecesario. Y por supuesto, puede entonces la aseguradora ofrecer algo que tenga menos copago. Cuando el sistema mejora su nivel de eficiencia, automáticamente el usuario se beneficia.
¿Tienes algún caso de éxito de alguna compañía que lo haya hecho correctamente, que puedas compartir?
Uno de los temas que me preocupaban en mi día a día como director general de una compañía de seguros de salud, es lo que nosotros llamamos “desperdicio, fraude y abuso.”
Y no siempre es porque alguien tuvo la idea de hacer algo malo. Puede ser simplemente porque, por ejemplo, vas a un médico y te manda diez exámenes de sangre, y luego no te gustó el médico y decides ir a otro y te mandan nuevamente los mismos diez exámenes, y no le dices al nuevo médico que vista a otro antes porque te parece malo. En ese caso la aseguradora tiene que pagar los exámenes dos veces.
Creo que también el mundo médico se ha transformado en un mundo de especialistas donde la figura de la atención primaria está volviendo un poco, de una forma u otra. La digitalización te permite crear un modelo donde la persona tenga una respuesta inmediata a sus inquietudes sin tener que ir a un doctor o a un especialista.
Mirando hacia el futuro, ¿cómo te imaginas la industria del cuidado de la salud en diez años?
En primer lugar, creo que la ciencia va a seguir evolucionando. Creo que la expectativa de vida de nuestros hijos y nietos será mucho mayor a la nuestra o la de nuestros padres, lo cual es una buena noticia. La mala noticia es cómo vamos a manejar esto, porque la inflación médica va a seguir siendo mayor a la inflación económica, y esto pone mucha presión en los sistemas.
Por otro lado, la transformación digital vino para quedarse y es fundamental que esta complemente las acciones que los países y las aseguradoras están tomando para enfrentar un futuro mucho más crónico que el que tenemos hoy.
También hay que hablar de provisión médica y de cómo esta provisión médica se integra en un producto viable para personas con menor capacidad económica, un producto con menos elección y más control de a dónde y cómo va el paciente.
La estructura de costos de una aseguradora en salud se divide en: cómo se adquiere el cliente, cómo se maneja al cliente y el costo de la atención, llamado índice de siniestralidad.
Plataformas como Pager vienen a ayudar a las empresas en dos de esos tópicos muy importantes. La atención, porque la atención digitalizada es más efectiva, te permite ahorrar en esos costos y proveer a tu miembro un servicio de mejor calidad, porque es digital y más eficiente ya que el doctor o la enfermera que está al otro lado puede estar hablando con dos o tres personas al mismo tiempo.
Y seguramente te permite ahorrar en lo que es la siniestralidad, porque como hablamos, lo peor que puede pasar es que alguien vaya a una emergencia cuando no tiene que ir. La emergencia fue creada para emergencias, no para un dolor de cabeza.
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